III-PECES DEPORTIVOS
III.1-El Sábalo
Es el único representante de la familia Megalopidae en Cuba, es un pez de aguas tropicales que resiste grandes cambios de temperatura y salinidad, así como aguas contaminadas y pobres en oxígeno gracias a la cualidad de poder tomar este directamente del aire. Posee una alta fecundidad de unos 12 millones de huevos por hembra, desovan en el mar en aguas profundas donde han sido vistos en grandes cardúmenes a varias millas de la costa. Es un pez que crece lentamente necesitando unos 15 años para alcanzar las 100 libras.
III.1-El Sábalo
Es el único representante de la familia Megalopidae en Cuba, es un pez de aguas tropicales que resiste grandes cambios de temperatura y salinidad, así como aguas contaminadas y pobres en oxígeno gracias a la cualidad de poder tomar este directamente del aire. Posee una alta fecundidad de unos 12 millones de huevos por hembra, desovan en el mar en aguas profundas donde han sido vistos en grandes cardúmenes a varias millas de la costa. Es un pez que crece lentamente necesitando unos 15 años para alcanzar las 100 libras.
En nuestro país está ampliamente distribuido, existiendo lugares en los que se mantiene todo el año una población residente, mientras que en otros solo aparecen cuando la temperatura es lo suficientemente cálida. Se plantea que en estos lugares donde se pierden realizan cierta migración anual.
Aunque la mayoría de los se mueven a aguas bajas a comer con la marea, otros simplemente usan los bajos como vías de cruce. El sábalo más frecuentemente usa los flat por esta última razón, y puede solo venir a ciertos flat desde lo profundo cuando la marea está bajando, en contraste al movimiento de aquellas especies que vienen a comer. Sin embargo a pesar del hecho de que el sábalo rara vez se alimenta en los flat por el día, si se les presenta una carnada o mosca correctamente, no dudan en picar. Aunque coger sábalos en los bajos es algo excitante, se capturan muchos más en aguas más profundas, esto se debe al hecho de que cuando sobrepasan las 20-25 libras cambian su comportamiento y cambian su hábitat de lagunas y esteros bajos donde vivían por otro de aguas más abiertas y profundas. También cambian su dieta por una a base de jaibas, camarones y peces mayores que se encuentra precisamente en estos nuevos lugares. Caracterizándose por ser animales que pasan la noche alimentándose, para pescar sábalo las mejores horas son el amanecer y la caída de la tarde. Los días nublados y/o lluviosos pueden prolongar esta picada mañanera y hacer que la de la tarde comience antes. En general, a menos que haya una arribazón de comida de la que se estén aprovechando, los días brillantes tienden a ser menos buenos para pescarlos.
Aunque son cazadores incansables de sea de peces u otras presas, en Cuba los camarones y jaibas están a la cabeza de su lista de preferencias, con las sardinas y otros pequeños peces en segunda opción.
Los mejores lugares para buscarlos serán generalmente los más profundos que existen en el canal o zona que se pesca, que tengan una buena corriente. Las pozas de arena en canales o seibadales parecen ser de su preferencia. No existe una marea mejor siempre para pescarlos, algunos de estos lugares serán mejores con marea alta y otros con baja lo cual se relaciona con el movimiento prevaleciente de alimento en el lugar específico. Hay en cada canal o zona donde se sabe que están, lugares específicos que es donde generalmente pican, por ejemplo un entronque de dos canalizos, una cierta poza, y otros en los que simplemente se mueven y no responden a las moscas o carnadas. Hay también momentos específicos a lo largo del año para algunos lugares, digamos que en un canal durante el mes de abril pican más en una parte de este y a lo largo del verano esta acción se traslada a otra sección de este mismo canal, y esto se repite cada año en la misma secuencia.
Una cosa buena tiene la pesca de sábalo y es que una vez que descubrimos uno de estos lugares que prefieren, la probabilidad de que los volvamos a ver en el lugar es muy alta.
Lo que se conoce como roleo, es el movimiento que hacen estos peces en la superficie del agua para llevar aire de la atmósfera a su vejiga natatoria con el fin de extraer oxígeno. Mientras más cálida es el agua menos oxígeno disuelto tendrá, y más oxígeno suplementario de la atmósfera requerirán, por lo que rolearán más en estas condiciones y serán más fáciles de localizar. La forma en que hacen este movimiento ofrece información útil. Cuando van a la superficie desde el fondo y retornan a este rápidamente rolean con un movimiento de arqueo pronunciado. Los sábalos que se mueven poco y tienden a estar cerca de la superficie son lo contrario, rolean lentamente en una dirección horizontal hundiéndose solo de 30 a 60 cm. Son estos los que generalmente están comiendo y ofrecen las mejores oportunidades de captura.
Hay ocasiones en que los sábalos deciden abandonar el área donde estaban comiendo porque se asustaron, paró la marea o simplemente se están moviendo en tránsito de una zona a otra, si se les ve rolear en esta situación será un movimiento rápido de forma horizontal en la dirección que se están moviendo, estos peces rara vez pican una mosca u otro señuelo.
Si se esta pescando en aguas más profundas donde el roleo de arco pronunciado prevalece se deben concentrar los esfuerzos en la zona que se extiende entre el fondo y la media agua, porque es ahí donde el mayor número de peces estará concentrado. Hay que tener en cuenta, como con otros peces, tirar delante y no sobre ellos y mantener la carnada o mosca a la misma profundidad que están los sábalos o por encima de esta, es poco probable que un sábalo que se encuentre en capas superficiales se interese por algo en el fondo. Aunque después que la carnada cae al agua un movimiento rápido de esta puede llamar su atención, con el sábalo tienen más éxito las recogidas más bien lentas y con pausas. Estos peces muchas veces pican las moscas y señuelos suspendidos o inmóviles, y también cuando descienden lentamente en una de las pausas.
Al comer abren los opérculos creando un vacío en el que succionan a sus presas, siendo frecuente por esto que giren el cuerpo al comer. En agua clara se puede ver el reflejo plateado de los flancos del sábalo al hacer esto.
El mayor error que comete un pescador llegado este momento es apurar la mosca o señuelo, o clavar el pez. La mejor estrategia es recuperar a sacudidas más cortas y repentinas con la idea de crear la ilusión de que la presa trata de escapar, cuando en realidad se mantiene prácticamente en el mismo lugar. En incontables ocasiones el sábalo ante una recuperación demasiado veloz, perderá interés en la carnada o mosca abandonando la persecución. Por el contrario, si la recuperación es la correcta vendrá persiguiendo el señuelo en toda la longitud del lance hasta la lancha.
Clavar un anzuelo en un sábalo es una tarea complicada ya que estos peces tienen una boca acorazada y para esto hay diversas teorías, una de las cuales es clavar con la mayor fuerza posible varias veces, y esto puede funcionar siempre que los movimientos sean cortos y se dejen de hacer en cuanto el pez comienza la primera corrida. En nuestra experiencia la clave está en esperar hasta que sintamos la línea realmente tensa (lo que significa que ya el sábalo tiene la carnada dentro de la boca) aprovechando este momento para clavar ya sea una o varias veces con un movimiento corto que ejerza una presión continua. Esta presión constante hará que el anzuelo se deslice en su boca hasta que encuentre un punto lo suficientemente suave para penetrar. El punto ideal para clavar este pez se encuentra en las esquinas de la boca.
A pesar de que algunas picadas pueden ser brutales, la mayoría de las veces incluso sábalos de más de 100 libras pican con una suavidad sorprendente que nos puede hacer creer que se trata de otro pez más pequeño, si estamos presenciando la acción casi parece que sucede en cámara lenta. Una vez que el pez siente el anzuelo inicia una corrida larga combinada con saltos espectaculares, en los saltos se recomienda aflojar la tensión de la línea para evitar roturas y que el sábalo se desenganche. No todos los peces se comportan igual, algunos saltan poco y otros mucho. Unos hacen corridas largas otros pelean más cerca de la lancha.
Después que clavamos un sábalo y este comienza la corrida, no hay nada que hacer sino esperar a que pare, cualquier sobrecarga que apliquemos sobre la vara o la línea tratando de pararlos por la fuerza bruta en este momento no será de ninguna utilidad, y puede romper una de las dos. Si estamos en aguas lo suficientemente profundas, una vez que logremos recuperar la línea de las primeras fusiladas, las cuales pueden llegar a ser bastante largas, la pelea se traslada a las cercanías de la embarcación (en los flat los sábalos tratarán de estar siempre lo más lejos posible del pescador) y es hora de cambiar de táctica al trabajarlo. Mientras el pez está distante, cambiar el ángulo de la vara no afecta de forma efectiva la dirección en la que lo halamos, pero cuando comienza a estar cerca a menos de 30 metros, debemos ir cambiando la posición de la vara de un lado a otro, siempre contrario a la dirección del movimiento del pez manteniéndola en un plano cerca de la horizontal o incluso por debajo de esta (la idea es mantener la línea lo más paralelo posible al cuerpo del sábalo) tarde o temprano este tipo de presión con ángulo variable cansará el pez.
Una presión tan fuerte como sea posible de manera constante es la clave para cansar un pez grande con avíos ligeros, cuando único se debe aflojar es cuando el pez fusila o salta, pero permitirle descansar solo prolongará la pelea por mucho tiempo más, siendo esto más peligroso para la sobrevivencia del pez si lo pensamos liberar después. Por esto lo mejor es hacer que el pez trabaje duro por cada centímetro de línea que saca.
Una vez que el pez está listo debemos actuar rápido para manipularlo, debemos evitar sacarlo del agua de forma innecesaria y si lo tocamos debemos mojar primero los guantes para no dañar la mucosa protectora que tienen. Nunca bajo ninguna circunstancia debemos tocar las agallas, si se usan bicheros debemos clavarlos en la mandíbula de abajo, aunque aguantarlos con las dos manos firmemente en ese mismo lugar los dañará menos (siempre con guantes). Mientras más larga ha sido la pelea y mientras más grandes son, más peligro tienen de morir después que los liberemos si los manipulamos mal. Hay que tener en cuenta que estos peces pelean hasta que están realmente exhaustos.
Aunque la mayoría de los se mueven a aguas bajas a comer con la marea, otros simplemente usan los bajos como vías de cruce. El sábalo más frecuentemente usa los flat por esta última razón, y puede solo venir a ciertos flat desde lo profundo cuando la marea está bajando, en contraste al movimiento de aquellas especies que vienen a comer. Sin embargo a pesar del hecho de que el sábalo rara vez se alimenta en los flat por el día, si se les presenta una carnada o mosca correctamente, no dudan en picar. Aunque coger sábalos en los bajos es algo excitante, se capturan muchos más en aguas más profundas, esto se debe al hecho de que cuando sobrepasan las 20-25 libras cambian su comportamiento y cambian su hábitat de lagunas y esteros bajos donde vivían por otro de aguas más abiertas y profundas. También cambian su dieta por una a base de jaibas, camarones y peces mayores que se encuentra precisamente en estos nuevos lugares. Caracterizándose por ser animales que pasan la noche alimentándose, para pescar sábalo las mejores horas son el amanecer y la caída de la tarde. Los días nublados y/o lluviosos pueden prolongar esta picada mañanera y hacer que la de la tarde comience antes. En general, a menos que haya una arribazón de comida de la que se estén aprovechando, los días brillantes tienden a ser menos buenos para pescarlos.
Aunque son cazadores incansables de sea de peces u otras presas, en Cuba los camarones y jaibas están a la cabeza de su lista de preferencias, con las sardinas y otros pequeños peces en segunda opción.
Los mejores lugares para buscarlos serán generalmente los más profundos que existen en el canal o zona que se pesca, que tengan una buena corriente. Las pozas de arena en canales o seibadales parecen ser de su preferencia. No existe una marea mejor siempre para pescarlos, algunos de estos lugares serán mejores con marea alta y otros con baja lo cual se relaciona con el movimiento prevaleciente de alimento en el lugar específico. Hay en cada canal o zona donde se sabe que están, lugares específicos que es donde generalmente pican, por ejemplo un entronque de dos canalizos, una cierta poza, y otros en los que simplemente se mueven y no responden a las moscas o carnadas. Hay también momentos específicos a lo largo del año para algunos lugares, digamos que en un canal durante el mes de abril pican más en una parte de este y a lo largo del verano esta acción se traslada a otra sección de este mismo canal, y esto se repite cada año en la misma secuencia.
Una cosa buena tiene la pesca de sábalo y es que una vez que descubrimos uno de estos lugares que prefieren, la probabilidad de que los volvamos a ver en el lugar es muy alta.
Lo que se conoce como roleo, es el movimiento que hacen estos peces en la superficie del agua para llevar aire de la atmósfera a su vejiga natatoria con el fin de extraer oxígeno. Mientras más cálida es el agua menos oxígeno disuelto tendrá, y más oxígeno suplementario de la atmósfera requerirán, por lo que rolearán más en estas condiciones y serán más fáciles de localizar. La forma en que hacen este movimiento ofrece información útil. Cuando van a la superficie desde el fondo y retornan a este rápidamente rolean con un movimiento de arqueo pronunciado. Los sábalos que se mueven poco y tienden a estar cerca de la superficie son lo contrario, rolean lentamente en una dirección horizontal hundiéndose solo de 30 a 60 cm. Son estos los que generalmente están comiendo y ofrecen las mejores oportunidades de captura.
Hay ocasiones en que los sábalos deciden abandonar el área donde estaban comiendo porque se asustaron, paró la marea o simplemente se están moviendo en tránsito de una zona a otra, si se les ve rolear en esta situación será un movimiento rápido de forma horizontal en la dirección que se están moviendo, estos peces rara vez pican una mosca u otro señuelo.
Si se esta pescando en aguas más profundas donde el roleo de arco pronunciado prevalece se deben concentrar los esfuerzos en la zona que se extiende entre el fondo y la media agua, porque es ahí donde el mayor número de peces estará concentrado. Hay que tener en cuenta, como con otros peces, tirar delante y no sobre ellos y mantener la carnada o mosca a la misma profundidad que están los sábalos o por encima de esta, es poco probable que un sábalo que se encuentre en capas superficiales se interese por algo en el fondo. Aunque después que la carnada cae al agua un movimiento rápido de esta puede llamar su atención, con el sábalo tienen más éxito las recogidas más bien lentas y con pausas. Estos peces muchas veces pican las moscas y señuelos suspendidos o inmóviles, y también cuando descienden lentamente en una de las pausas.
Al comer abren los opérculos creando un vacío en el que succionan a sus presas, siendo frecuente por esto que giren el cuerpo al comer. En agua clara se puede ver el reflejo plateado de los flancos del sábalo al hacer esto.
El mayor error que comete un pescador llegado este momento es apurar la mosca o señuelo, o clavar el pez. La mejor estrategia es recuperar a sacudidas más cortas y repentinas con la idea de crear la ilusión de que la presa trata de escapar, cuando en realidad se mantiene prácticamente en el mismo lugar. En incontables ocasiones el sábalo ante una recuperación demasiado veloz, perderá interés en la carnada o mosca abandonando la persecución. Por el contrario, si la recuperación es la correcta vendrá persiguiendo el señuelo en toda la longitud del lance hasta la lancha.
Clavar un anzuelo en un sábalo es una tarea complicada ya que estos peces tienen una boca acorazada y para esto hay diversas teorías, una de las cuales es clavar con la mayor fuerza posible varias veces, y esto puede funcionar siempre que los movimientos sean cortos y se dejen de hacer en cuanto el pez comienza la primera corrida. En nuestra experiencia la clave está en esperar hasta que sintamos la línea realmente tensa (lo que significa que ya el sábalo tiene la carnada dentro de la boca) aprovechando este momento para clavar ya sea una o varias veces con un movimiento corto que ejerza una presión continua. Esta presión constante hará que el anzuelo se deslice en su boca hasta que encuentre un punto lo suficientemente suave para penetrar. El punto ideal para clavar este pez se encuentra en las esquinas de la boca.
A pesar de que algunas picadas pueden ser brutales, la mayoría de las veces incluso sábalos de más de 100 libras pican con una suavidad sorprendente que nos puede hacer creer que se trata de otro pez más pequeño, si estamos presenciando la acción casi parece que sucede en cámara lenta. Una vez que el pez siente el anzuelo inicia una corrida larga combinada con saltos espectaculares, en los saltos se recomienda aflojar la tensión de la línea para evitar roturas y que el sábalo se desenganche. No todos los peces se comportan igual, algunos saltan poco y otros mucho. Unos hacen corridas largas otros pelean más cerca de la lancha.
Después que clavamos un sábalo y este comienza la corrida, no hay nada que hacer sino esperar a que pare, cualquier sobrecarga que apliquemos sobre la vara o la línea tratando de pararlos por la fuerza bruta en este momento no será de ninguna utilidad, y puede romper una de las dos. Si estamos en aguas lo suficientemente profundas, una vez que logremos recuperar la línea de las primeras fusiladas, las cuales pueden llegar a ser bastante largas, la pelea se traslada a las cercanías de la embarcación (en los flat los sábalos tratarán de estar siempre lo más lejos posible del pescador) y es hora de cambiar de táctica al trabajarlo. Mientras el pez está distante, cambiar el ángulo de la vara no afecta de forma efectiva la dirección en la que lo halamos, pero cuando comienza a estar cerca a menos de 30 metros, debemos ir cambiando la posición de la vara de un lado a otro, siempre contrario a la dirección del movimiento del pez manteniéndola en un plano cerca de la horizontal o incluso por debajo de esta (la idea es mantener la línea lo más paralelo posible al cuerpo del sábalo) tarde o temprano este tipo de presión con ángulo variable cansará el pez.
Una presión tan fuerte como sea posible de manera constante es la clave para cansar un pez grande con avíos ligeros, cuando único se debe aflojar es cuando el pez fusila o salta, pero permitirle descansar solo prolongará la pelea por mucho tiempo más, siendo esto más peligroso para la sobrevivencia del pez si lo pensamos liberar después. Por esto lo mejor es hacer que el pez trabaje duro por cada centímetro de línea que saca.
Una vez que el pez está listo debemos actuar rápido para manipularlo, debemos evitar sacarlo del agua de forma innecesaria y si lo tocamos debemos mojar primero los guantes para no dañar la mucosa protectora que tienen. Nunca bajo ninguna circunstancia debemos tocar las agallas, si se usan bicheros debemos clavarlos en la mandíbula de abajo, aunque aguantarlos con las dos manos firmemente en ese mismo lugar los dañará menos (siempre con guantes). Mientras más larga ha sido la pelea y mientras más grandes son, más peligro tienen de morir después que los liberemos si los manipulamos mal. Hay que tener en cuenta que estos peces pelean hasta que están realmente exhaustos.
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